Las pasadas WSOP desentierran las discusiones sobre el reloj de torneos en el circuito

Acabamos de dejar atrás las consideradas mejores WSOP de la historia, repletas de grandes narrativas, gestas y noticias del mayor interés, pero, y esta es una plaga de esta era, las fotos más utilizadas en las miniaturas de vídeos y redes sociales que hablan sobre el festival son las deMartin Kabrhel yWilliam Kassouf.
Estos dos jugadores concentran amor y odio a partes bastante desiguales. Si restringimos las opiniones e un conjunto demográfico bastante reducido, el de sus rivales en las mesas, la balanza se inclina, más bien se precipita hacia el rencor y el hastío. No es de extrañar que ambos tuvieran rifirrafes con la organización y sufrieran todo tipo de advertencias y sanciones, hasta el punto que Kassouf, en particular, acabara expulsado del festival.
Lo que hace tan irritantes a estos jugadores es un conjunto de estrategias y aspectos de su personalidad que buscan de manera descarada sacar ventaja del enfado y las molestias causadas a sus compañeros de mesa.Es un ataque coordinado desde diversos flancos, que busca minar la paciencia del rival para que cometa errores que ellos puedan aprovechar.
Los jugadores tienen en sus manos contrarrestar alguna de las tretas que utiliza este tipo de, llamémosles competidores. No contestar a sus interpelaciones, por ejemplo. Ignorarles. Un jugador del Main Event compró tapones para los oídos para toda su mesa, para que no tuvieran que escuchar las peroratas del británico.
Sin embargo, hay ciertas prerrogativas que las normas otorgan a los jugadores y que el resto de la mesa no puede evitar, y entre ellas, la más irritante y disruptiva es la gestión del tiempo para actuar en cada decisión. Kassouf y Kabhrel usan la ralentización del juego, el llamado tanqueo, con la mayor de las desvergüenzas, y solo la dirección del torneo tiene armas para combatir esas prácticas. Y no son solo ellos, ya está generalizado.

Este problema ha llevado a varios operadores a la inclusión del reloj de torneos en sus estructuras. Pero la actual implementación de esta solución tiene varias debilidades que los tanqueadores aprovechan.
Las direcciones de torneos y sus empleadores son muy reacios al empleo del reloj, pues parece una creencia bastante extendida que a los jugadores amateurs no les gusta y su uso mantendría a potenciales clientes alejados de los salones de torneos.
Además, cuando se implementa, se tiende a alargar lo más posible los plazos. El estándar de la industria son 30 segundos para actuar preflop, que en una mesa de ocho jugadores significa acumular cuatro minutos sin llegar a ver un flop en niveles que, con mucha suerte, pueden ser de 45 minutos, ya en estructuras decentes. Y por si fuera poco, se entregan tarjetas de tiempo, que permiten hacer uso de minutos extra en algunas decisiones, como si fueran caramelos. Un alto porcentaje del field las usa para tanquear de manera legal, única y exclusivamente. Esta práctica está ya considerada parte de la competición, y los profesionales que no la adoptan están perdiendo EV.
Por eso, las ágoras virtuales, donde se intercambian argumentos e ideas en la Red, siguen a vueltas con este tema, que lleva años sobre la mesa y no parece tener una solución.
Daniel Negreanu acaba de hacer una aportación muy jugosa a la discusión, a raíz de un comentario de un golfista sobre cómo se debe combatir la plaga de juego lento que también asola al golf profesional.
Es muy sencillo, se controla el tiempo de manera individual. Cronometras lo que tarda desde que se apoya la bolsa en el suelo hasta que se da el golpe, y lo que tardan en llegar al green. La gente no está a favor por el miedo a quedar retratado. Solo espero que se halle un sistema, que se idee una manera mejor de hacer las cosas.
Negreanu, que dice que la ralentización del juego es «una mancha para nuestro juego«, y que desea que «el reloj de ajedrez se convierta en una realidad«.
El reloj que se utiliza en ajedrez tiene pulsadores para que cada jugador utilice cuando termina una acción. El pulsador detiene tu contador e inicia el de tu contrincante. Se puede utilizar de dos maneras, ascendente y descendente. O bien se parte de un tiempo máximo y se van descontando los segundos que alguien tarda en actuar, o bien se parte de un tiempo en concreto, muy reducido, y se va añadiendo un tiempo extra cada vez que se acciona el pulsador. Si completas la jugada en menos tiempo del que se añade, esos son segundos que gana para futuras rondas. Si no, tu reloj se va acercando al cero. En ambos caso, si el cronómetro de alguno de los jugadores alcanza el cero, ese jugador es declarado perdedor de la partida de manera automática.
Para Daniel «el método de los incrementos de tiempo es mejor«, así «la gente no pierde tiempo, porque pasa a ser un valioso recurso» que gestionar para fases más avanzadas del torneo.
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