Doug Polk colabora en el vídeo viral en el que se trampea un barajador automático

«Para ganar mucho en el póker, tienes que tener habilidad, suerte… y ayuda conocer las cartas de los rivales«.
Esta frase es la elegida por el periodista Andy Greenberg para dar comienzo a un vídeo en el que demuestra que es posible hackear un barajador automático como el que utilizan la mayoría de los casinos y hacer trampas en el póker.
Greenberg trabaja para WIRED, un portal de noticias sobre tecnología. Él es el responsable de una reciente serie de vídeos realizados para el canal de Youtube de WIRED llamados «Hacklab», en los que estudia la parte «oscura y subversiva» de la tecnología.
Para este vídeo, en concreto, Greenberg cuenta con la ayuda de un experto en seguridad que dice que se vio influenciado por el famoso caso de Robbi Jade Lew y el call con J4 que le hizo a Garrett Adelstein en Hustler Casino Live, que desató un terremoto en redes sociales por la sospecha de Lew estaba haciendo trampas y sabía las cartas de su rival.
Vimos el comunicado del casino, que para descartar la posibilidad de que hubieran existido trampas en la mano, aseguraba que el barajador Deckmate era seguro e imposible de manipular. Entre los hackers, usar esa frase es como lanzarnos un reto. Unos compañeros y yo nos tiramos meses haciendo ingeniería inversa en un barajador de cartas que compramos de segunda mano, para ver cómo se podría llevar a cabo una estafa que cuadrara con el caso
El experto detalla tres maneras de hacer trampas con este barajador, que es una marca líder en el mercado que se publicita como proveedor oficial de las WSOP.
Primero programa un código en la máquina para que reparta la mano exacta que se ve en la película «Casino Royale». También es capaz de inocular un código en la máquina para que, sea cual sea el reparto, la mano ganadora siempre esté en el botón. La tercera posibilidad que apunta es utilizar una peculiaridad del diseño del barajador.
Tiene una cámara interna que permite ver las cartas. En realidad, es un dispositivo de seguridad, para detectar y avisar al crupier de cualquier modificación añadida a una baraja, como la ausencia o la adición de cartas
El experto ha diseñado un pequeño dispositivo que recoge los datos de la cámara y los envía a través de bluetooth a cualquier dispositivo móvil, y que se puede conectar a través de un puerto USB que trae el aparato, con lo que puede saber qué mano lleva en cada momento cada jugador de una partida.
La demostración final es una partida con jugadores reales en la que el experto establece un código de señales e indica al periodista cómo jugar en cada mano, hasta derrotar y conseguir todas las fichas de los incautos invitados. Pero antes, contacta con un viejo conocido de la comunidad para comentar la posibilidad de que se pueda manipular un barajador en un casino. Se trata deDoug Polk, jugador, youtuber, y ahora dueño de una sala de póker.
En un local legal, el mantenimiento de las máquinas lo lleva a cabo un equipo técnico especializado aportado por la propia empresa proveedora, así que no debería haber posibilidad de modificarlos. Ahora, si llegas a una partida privada o a un local ilegal y ves que usan estas máquinas, que se pueden conseguir en mercados negros, yo saldría pitando de allí.
El plan, con la ayuda de otro implicado que les ayuda a confeccionar un sencillo código de señales para pasarse la información en la mesa, es todo un éxito. Greenberg pela a los dos incautos, en cuanto la baraja colabora un poco.
El periodista demuestra, una vez más, como la tecnología diseñada, en un principio, para evitar las trampas que pueda hacer un crupier experimentado y agilizar la partida, tiene ciertas debilidades en su diseño, y Polk cuela su mensaje institucional, que es que los casinos legales son el único lugar seguro en el que practicar tu juego favorito.
Apuntado queda.
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