El river sentencia un 7º lugar para Leo Margets y, ¿un Main Event de las WSOP para Mizrachi?

Dos riverazos han marcado a fuego la primera jornada de la mesa final del Main Event de las WSOP 2025, a menos ante los ojos lacrimosos de los aficionados hispanos.

El primero, que veremos repetido muchas veces a lo largo de esta madrugada y en años venideros, se dio en una mano abierta por Braxton Dunaway y 3beteada por el chipleader John Wasnock en el botón.Michael Mizrachi levantó la esquina de sus cartas en su turno en la SB, vio
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y no se detuvo a hacer demasiado paripé antes de avisar al crupier que su apuesta iba a ser mayor que las anteriores. Dunaway se dio cuenta enseguida de que no pintaba nada en la mano, pero Wasnock fue all-in y celebró el instacall de The Grander, ya que llevaba
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.

Para el turn, Mizrachi había cogido algunos outs de escalera, en
J


9


7


Q

, pero la bomba atómica que esperaba en el river era el
A

.

El segundo de ellos fue el anverso tenebroso de la mano que el pasado lunes nos catapultó al séptimo cielo. Entonces, Leo Margets salvó el torneo gracias al dos de tréboles, la carta que llevaba impresa hoy en su camiseta todo el que se quiso sumar a su raíl. Ya en la FT, la historia se repitió, pero esta vez el color en el river era lo último que todos queríamos ver.

Situemos ahora estas manos en el contexto del torneo.

A Leo no le dio tiempo a jugar ninguna mano en los primeros 20 minutos, pero ya había ganado 500.000 $ extra. El coreano Lee y Jarod Minghini dijeron adiós en menos de una órbita. Grandes noticias para la cuenta corriente de Leo, pero malas para su situación en la mesa, donde los primeros pasos por ciega la enviaron al shortstack.

La primera mano que jugó Leo en la partida fue la última del primer nivel y fue una defensa de BB en la que ligó una top pair para pagar la continuación y esperar a que el showdown confirmara que era suficiente.

Fue entonces cuando Michael Mizrachi se encontró el liderato caído del cielo gracias a un as, y le quitó el salto de premios de delante de las narices a nuestra jugadora. Ya que el dinero no parecía que fuera a llegar solo, como antes, Leo tendría que ganárselo solita.

Esa era la idea cuando limpeó
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en ciega pequeña contra la BB y el ante de Kenny Hallaert. Rascar algo más que un probable fold a un push directo. Encontró lo que quería cuando fue el belga el que inició el all-in y call. Teníamos que ganar un flip contra
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, y los ases estaban ansiosos por aparecer ante las cámaras. El
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nos vino a visitar en el turn y se volvió a vivir un abrazo multitudinario en el raíl de la española. Pero esta vez, las felicitaciones eran más contenidas y se apagaron muy rápido, porque en el flop había otras dos picas, y a Hallaert se le abría una posibilidad de ganar el showdown que conocíamos muy bien. Estaba literalmente impresa en las camisetas del raíl.

Unas veces toca ser el favorito de los tréboles, y otras ser enemigo irreconciliable de las picas. Nadie se querrá hacer una camiseta con el
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, que será una carta maldita durante mucho tiempo para el póker español. Leo ya no podrá ser la mujer mejor clasificada en un Main Event, pero sí que ha podido comprobar la cantidad de simpatía que puede recibir de una comunidad que entiende mucho mejor el papel de la mujer en este mundillo que cuando Barbara Enright acabó quinta en 1995.

La eliminación de Leo no fue más que un interludio en el monólogo que había iniciado Mizrachi un par de manos antes. Dos repartos de manos, y adiós a Adam Hendrix. A la vuelta del descanso, bote tras bote, The Grinder iba ampliando su ventaja, ante el único obstáculo que suponía el stack de Hallaert, reforzado con el de Leo. Entonces, en una mano que enfrentaba a ambos, Michael le sacó tres calles de valor a unas dobles y casi finiquita el torneo.

Dio tiempo a que John Wasnock eliminara a Luka Bojovic antes de acabar el nivel, pero la organización ya había visto bastante. Ante el peligro cierto de que esto se acabase de una sentada si lo dejaban seguir, la dirección dijo que era suficiente por hoy. En tres horas y media, el campo de batalla estaba poblado de bajas, y los que quedaban en pie ante la ofensiva de Mizrachi parecían a punto del colapso. La carnicería podía continuar perfectamente la próxima madrugada.